Tanto tiempo dudando de la palabra de Aznar y al final tengo que reconocer, y no me importa hacerlo públicamente, que nuestro ex presidente tenía razón.
En efecto, había armas de destrucción masiva en Irak. Ya han aparecido. Estaban en Faluya, en noviembre de 2004, concretamente fósforo blanco, empleado para quemar vivos a hombres, mujeres y niños. Posiblemente fueran sobrantes del napalm empleado en Vietnam. Estoy seguro de que cualquier día vemos a nuestro ex presidente, cargado de razón y de autoridad moral, condenando tan salvaje empleo de esas armas y denunciando a quienes lo han hecho. Y yo que había dudado de él...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de noviembre de 2005