Era de suponer que, una vez aplicada en Barcelona la normativa para no sacrificar a los animales de compañía, el Ayuntamiento se aplicaría en la construcción de un nuevo centro, ya que el actual fue construido para estancias cortas de los perros y gatos abandonados. Hay animales que llevan allí un año y las instalaciones no son adecuadas para estas largas estancias. Las deficiencias quedan compensadas, en parte, por el esfuerzo de los profesionales que allí trabajan y por el voluntariado que acude a pasear los perros. Creo que Barcelona merece urgentemente una perrera más digna..
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de noviembre de 2005