El alcalde de Serós, el republicano Gabriel Pena, se mostró ayer decepcionado por no haber podido presentar alegaciones contra el proyecto por falta de información. Pena señaló que en el pueblo hay preocupación porque, al estar a seis o siete kilómetros en línea recta del emplazamiento previsto para la central, no se "podrá evitar de ningún modo que lleguen los gases y humos. Además, habrá vertidos contaminantes en el Ebro que harán proliferar la plaga del mejillón cebra", precisa.
Otro temor que existe es que la térmica cause daños al turismo de la zona. El emplazamiento está muy cerca de los pantanos de Mequinensa y de Riba-roja, así como de la confluencia de los ríos Ebro, Cinca y Segre. Esta zona figura en la propuesta de espacios naturales de la red Natura 2000.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de noviembre de 2005