Como el suizo Roger Federer, que ayer selló su pase a las semifinales tras una trabajada victoria (6-3, 2-6 y 7-6) sobre el croata Ivan Ljubicic, no las tiene todas consigo sobre sus posibilidades de seguir jugando, la organización del Masters tiró rápidamente del teléfono para avisar al sueco Thomas Johansson de que debe presentarse en Shanghai por si acaso.
La retirada de Federer, el número uno mundial de las dos últimas temporadas y ganador precisamente de los dos últimos Masters, sería la guinda del pastel amargo en que se ha convertido el torneo de fin de temporada, que debería reunir, en teoría, a los ocho mejores tenistas del año.
Sólo una eventual victoria final del argentino Mariano Puerta, sustituto de Rafael Nadal, que juega pese a haber resultado positivo por dopaje tras el control de la final de Roland Garros, podría empeorar el panorama.
Y el abandono de Federer, mal que le pese a la ATP, que ha entrado en un prolongado periodo de reflexión sobre el futuro de la alta competición, no es excluible. "No olviden que he llegado a Shanghai cojo", recordó ayer el suizo, quien juega los partidos con una llamativa tobillera negra en su pie derecho, lesionado hace seis semanas y que logró el triunfo sobre Ljubicic gracias a tres saques directos en la muerte súbita. "Durante el partido, he notado que la pierna se me ponía rígida, lo que quizás indique una nueva lesión por compensación", advirtió.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de noviembre de 2005