Las intensas lluvias caídas en la zona y las características geológicas del terreno se apuntan como posibles causas del desprendimiento del túnel de Sant Esteve d'en Bas (Garrotxa) que el lunes causó la muerte de un vigilante jurado y heridas graves a otro. Fuentes de la dirección de la obra reconocieron ayer que los ingenieros se mostraron muy sorprendidos por el desprendimiento, que tuvo lugar en un talud de inclinación moderada y en el que se habían tomado muchas medidas de seguridad.
Joaquim Nadal, consejero de Política Territorial y Obras Públicas, explicó ayer que el primer informe sobre el desprendimiento apunta "a la meteorología y a la geología del terreno", y definió el suceso como "un accidente lamentable". Según las primeras hipótesis, no se produjo un clásico deslizamiento del terreno, sino que la masa de grandes rocas y tierra que sepultó la garita de los vigilantes sufrió un empuje desde el interior. Eso podría deberse a que algunos materiales arcillosos situados bajo la masa rocosa se dilataron con las lluvias.
Tras el siniestro, la ubicación de la caseta ha generado cierta controversia. Pedro Ortega, responsable de salud laboral de la Federación de la Construcción de CC OO, indicó ayer que durante la visita de la inspección de Trabajo al lugar del accidente preguntó los motivos por los que la caseta de los vigilantes estaba situada en la boca del túnel y no en el campamento, a unos 150 metros. Los responsables de la obra aseguraron que esa situación se decidió de manera "colegiada" siguiendo una normativa que recomienda reducir al máximo los trayectos con la dinamita que se utiliza en las voladuras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de noviembre de 2005