Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

Dos años esperando

Han pasado dos largos años desde que, por la chapuza de un constructor de una obra de al lado de mi casa, nos arruinaron la vida. Quitaron el tabique pluvial que protegía la pared exterior de mi casa. Las lluvias torrenciales durante dos meses hicieron el resto. Lo perdí prácticamente todo, desde mobiliario, ropa, documentos, la salud y finalmente la fe en la justicia. Mis hijos pequeños y yo vivimos en una casa húmeda y colonizada por el moho, destrozada, con paredes ennegrecidas, que apesta...

Pero la cuestión es que no podemos arreglar nada, la abogada de oficio nos repite una y otra vez que, a pesar de tener todas las pruebas, debemos esperar que un juez designe a un perito que haga un informe y lo presente en el juzgado para que, una vez hecho esto, podamos proceder a reparar los desperfectos.

Mientras tanto, mis hijos y yo tenemos que seguir conviviendo con ese cadáver que se descompone, que apesta, que nos enferma. No podemos enterrarlo para no destruir las pruebas; han pasado dos largos años y la abogada dice que pasarán dos más y se encoge de hombros. Mientras, sigo pagando el alquiler, el propietario sigue cobrando, la abogada espera sentada y mucha gente en este país sigue creyendo, aún, en la justicia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de noviembre de 2005