Viajar a Turquía supone, para la mayoría de los equipos, una pesadilla. El infierno turco se ha convertido en una frase hecha a causa de la gran pasión con que la sociedad de ese país vive los enfrentamientos futbolísticos.
Las batallas campales entre los propios aficionados de los equipos de Estambul son moneda corriente en la Liga turca. Pero una noche de abril de 2000 desbordaron el área nacional para convertirse en motivo de preocupación en toda Europa. Para que ocurriera debió visitar Turquía un conjunto de otro de los países temibles precisamente por sus hinchadas, el Reino Unido.
Aquella noche, la víspera de la ida de la semifinal de la Copa de la UEFA entre el Galatasaray y el Leeds, dos hooligans británicos murieron después de un enfrentamiento a navajazos con seguidores del cuadro local.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de noviembre de 2005