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El nuevo aliado del sur

Marruecos, paradigma de la moderación. Marruecos, bastión contra la intolerancia, modelo de esfuerzo reformista, de desarrollo razonable, tierra de oportunidades, apuesta estratégica insoslayable y aliado, por fin, insustituible. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su colega marroquí, Driss Jettu, desgranaron ayer al alimón esta letanía con la evidente intención de vencer la resistencia de los empresarios españoles a volcar sus negocios en Marruecos.

Se trataba, en definitiva, de proyectar todo el brillo concreto del dinero sobre la visión absolutamente positiva trazada la víspera en Rabat por el presidente español, acerca de la evolución de un vecino recuperado como socio de primer orden tras haber sido reducido por José María Aznar a la sombra de un enemigo histórico. Siempre fue éste el enfoque del PSOE de las relaciones con Marruecos, pero quizás nunca se formuló de un modo tan decidido. También parece claro que las cosas entre Madrid y Rabat nunca fueron tan mal, en tiempos de paz, como con el Gobierno precedente.

En medios empresariales se ha agradecido, por ello, ese esfuerzo de Zapatero. José Miguel Zaldo, presidente español del Comité Hispano-Marroquí de la CEOE, denunció en el foro de Sevilla, por ejemplo, la "grave irresponsabilidad" de quienes, "sin tener probablemente idea de nada", fomentan sentimientos antimarroquíes para ganar réditos políticos o para "vender más periódicos". También afirmó que sería ilusorio pretender que Marruecos pueda bloquear la inmigración ilegal, con sus 3.000 kilómetros de fronteras con otros países más pobres.

Zapatero y Jettu hablaron ayer de inmigración cuando se reunieron en privado en Sevilla durante unos 50 minutos. Pero no informaron apenas de lo tratado y, desde luego, no dijeron nada nuevo.

No aclararon, sobre todo, cuándo se constituirá la Comisión Interministerial para la inmigración anunciada por el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en Rabat a primeros de octubre. Fuentes diplomáticas indican que se espera que empiece a funcionar antes de finales de año, pero nadie explica los motivos del retraso.

Zapatero recordó sus esfuerzos para que este problema se aborde en el ámbito europeo, subrayó que la Unión va a dedicar 400 millones de euros a las políticas de inmigración, el doble, dijo, de lo que venía gastando, e informó de que la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín, viajará próximamente a Marruecos para preparar programas conjuntos de ayuda a los países de origen de los inmigrantes. Bruselas trabaja entretanto en el control de fronteras y prepara acuerdos de readmisión con estados africanos.

Jettu reafirmó públicamente su compromiso de luchar contra la inmigración ilegal. La próxima cita hispano-marroquí sobre este tema está fijada para el 27 de noviembre en Barcelona, en la Cumbre Euromediterránea.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de noviembre de 2005