Desde hace más de 30 años, los trenes de cercanías continúan tardando 40 minutos en recorrer el trayecto de 34 kilómetros que separa la estación de Galapagar, en La Navata, de Madrid. Desde el martes podremos ir a Toledo, que está a 68 kilómetros de Madrid, en 35 minutos. Renfe ha inventado el transporte a dos velocidades: la baja y la alta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de noviembre de 2005