Tengo que dar las gracias al Ayuntamiento, y en particular a la Consejería de Obras Públicas, porque consiguen que me ahorre dinero en el divertimento de mis hijos. Me explico.
Los niños se ponen patosos y lo que quieren es que los lleve al parque de atracciones, pero a cambio les monto en mi coche particular y les paseo por la avenida de las Ciencias, ahora, eso sí, con sumo cuidado para evitar posibles lesiones tanto en nosotros, los viajeros, como en el vehículo. No sales de un vaivén cuando te metes en otro, son constantes hormigueos por la panza y te lo pasas en grande. Lo recomiendo. Son tantos los badenes y desniveles de la calzada que entiendo que los responsables de la seguridad vial de la ciudad no tengan claro todavía qué hacer con esta arteria principal de Sevilla-Este. No saben si limitar la velocidad, si poner señales de "peligro badenes"...
Lo más sensato sería arreglarlo en condiciones, pero claro, eso vale dinero. Seguramente, el día que se decidan después que haya ocurrido algún incidente grave, será parchear el asfalto y dejarlo hacer a empresas que le importe poco el acabado final de la obra. Y seguiremos en la dinámica que nos tienen acostumbrados nuestros administradores públicos. Los ciudadanos pagamos dos veces la misma obra. La primera para hacerla y la segunda para repararla. Y con el mínimo nivel de ingresos que nuestras arcas tienen acompañado, de una peor administración, el resultado está a la vista de todos. Así nos luce la ciudad. Que ya dicho sea de paso, compárenla con otras ciudades españolas que tengan el mismo número de habitantes, y verán como desgraciadamente vamos a la cola, en cuanto a infraestructuras, sanidad, servicios sociales, limpieza... y un sinfín de apartados más. ¡Animo!, que, si queremos, entre todos podemos cambiar esto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de noviembre de 2005