CARLOS GALILEA
El programa doble más insólito de la presente edición del festival de jazz. En la primera parte, un dúo brasileño rindiendo tributo al gran cancionero americano; en la segunda, un grupo turco navegando por las aguas sonoras del Bósforo. Una única conexión: tanto unos como otros viven en EE UU.
Luciana Souza y Romero Lubambo abrieron con Jobim: Só danço samba, Dindí. Más que de guitarrista acompañando a cantante, se trata de un encuentro entre iguales. Es diáfano cuando interpretan a Duke Ellington o a Hermeto Pascoal y ella responde con el scat a las veloces secuencias de acordes y punteos de él.
Después le tocó a Omar Faruk Tekbilek. El ney -flauta recta de bambú o caña- le sirvió para introducir un canto devocional: la huella del sufismo está muy presente en quien quiso ser imán. Domina Asia menor y son elementos mínimos los que relacionan su música con Occidente. Aun así, su oferta entronca con aquello que se conoció como new age. Faruk, que también cantó y tocó la zurna -oboe de sonido chillón- y el baglama -laúd de mástil largo-, permanece impávido ante la futilidad de su teclista o los acercamientos seudoflamencos del guitarrista.
Luciana Souza & Romero Lubambo. Omar Faruk Tekbilek
XXII Festival de Jazz de Madrid. Centro Cultural de la Villa. Madrid, 23 de noviembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de noviembre de 2005