Los hechos son los hechos, pero, cuando son interpretados por el portavoz del Consell, se magnifican las nimiedades insignificantes para hacer tremendismo o se reducen a banalidades los escándalos graves y los errores de bulto. Siempre según convenga a los intereses del PP, por supuesto. Tendremos que preguntar, por tanto, al señor González Pons qué es más denigrante para la dignidad humana, si traer emigrantes desde Canarias con los vuelos de la vergüenza, como hace el gobierno socialista, o bien desalojarlos de su mísero cobijo bajo un puente, como hace la policía local de su correligionaria Rita Barberá.
Esperamos con impaciencia que el inefable GP salga pronto a la palestra para resolvernos este enigma con la misma teatralidad e histrionismo que empleó para explicarnos las maldades de aquel famoso mapa exhibido en el Nou Camp. Si no es capaz de hacerlo, como mínimo, que le eche la culpa de todo a Zapatero o a los catalanes, aunque sea basándose en acusaciones no demostrables. Siempre será un buen recurso para que los populares disimulen una vez más su incompetencia y tapen sus vergüenzas. Ya veremos hasta cuándo nos tragamos sus patrañas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de noviembre de 2005