Desde la aparición en las calles de Madrid de estos nuevos encargados de dirigir el tráfico, he sentido curiosidad por saber quién y por qué había decidido colocar en la parte trasera de sus atuendos reflectantes la leyenda "agente de movilidad".
Por las propias personas no podía ser -me decía-, ya que permanecen estáticas en esquinas y plazoletas, aferradas a sus micrófonos. Por la movilidad de la circulación era, si cabe, menos probable (horas de inmovilidad en las calles madrileñas avalan mi aserto). Y me lo preguntaba nuevamente mientras permanecía parado en el carril izquierdo del paseo de la Castellana (dirección norte) el martes 29 de noviembre a las 16 horas y pocos minutos.
En ese momento pasaron por mi izquierda, invadiendo los carriles contrarios y con gran aparato visual y sonoro, cuatro motoristas ataviados con la deslumbrante vestimenta y la anteriormente citada inscripción. Detrás, una serie de oscuros y veloces vehículos precediendo a otro, de mayor tamaño y de idéntico color, que portaba una banderita repleta de estrellas negras. Más atrás, otra serie de lóbregos y rápidos automóviles. Finalmente, más motociclistas con la susodicha divisa en la espalda. Mi curiosidad había sido, por fin, satisfecha.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de diciembre de 2005