A finales del año pasado el Ayuntamiento nos presentó a todos los ciudadanos un ambicioso plan, las World Series, más como conocidas en Bilbao como "la carrera de coches".
Llegó el verano y el ambicioso proyecto trajo consigo, además de un buen ambiente, numerosas molestias a los bilbaínos, menos público foráneo del deseado, una publicidad al exterior difícil de cuantificar y un balance económico complicado de valorar debido a la ausencia de unas cifras claras tanto en el campo de los gastos como de los ingresos.
Pues bien, ahora, ya estamos en la etapa invernal de "la carrera de Bilbao". Hace unos días el Partido Socialista de Euskadi se desmarcó de la carrera con fines claramente electoralistas a pesar de que su disculpa sea otra, por su parte, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Bilbao ha estado enormemente dividido, EA e IU, no la quieren, (es una pena que ese desmarque de sesgo populista no lo hayan hecho también para apoyar de un modo contundente la verdadera línea 3 del metro) y el PNV finalmente cede a la presión de sus socios minoritarios y da por finalizado el proyecto.
¿Quién va a asumir su responsabilidad por el fracaso que esto supone?, ¿Con qué cara vamos a ir a otros organismos a solicitar la organización de grandes eventos si a las primeras de cambio unos se descuelgan del proyecto y otros intentan esconder la responsabilidad de haber realizado un evento no tan exitoso como se preveía y de no cumplir la palabra de realizarlo los próximos dos años como se había prometido?
Con un gobierno como este nos quitan hasta la ilusión de poder fanfarronear con la celebración algún día de un gran acontecimiento como las Olimpiadas o una Expo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de diciembre de 2005