Quiero manifestar en este medio mi gratitud por el trato recibido en el Hospital Traumatológico de Granada como consecuencia de una intervención quirúrgica realizada a mi esposo. Creo que las penosas circunstancias que pueden requerir la hospitalización de una persona pueden verse disminuidas si el trato del personal, las condiciones de la estancia, las comidas, contribuyen a una mayor seguridad y confortabilidad del paciente y de su familia. Gracias a todos y, en particular, al neurocirujano doctor Katati, por su atención profesional y humana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de diciembre de 2005