Como sentimiento que es, sugiero que todas las comunidades autónomas incorporen al articulado de su Estatuto su correspondiente declaración como nación, sin que en ello se pretenda fundamentar su consideración como Estado, y se pasen a debatir los aspectos verdaderamente esenciales para poder construir el constitucional Estado de las autonomías, basado en la solidaridad y el deseo de una convivencia pacífica y en armonía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de diciembre de 2005