La falta de concreción y de referentes representan uno de los mayores lastres en la cooperación al desarrollo en las universidades españolas. Los participantes en las Jornadas sobre cooperación universitaria celebradas en la UPV han propuesto una solución a estos problemas: el código de conducta. La pretensión de sus promotores es que este documento, que en enero se presentará para su aprobación en la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), se convierta en una referencia que delimite el ámbito de actuación.
El código sigue el ejemplo de otros similares, como el que establece las pautas de actuación de las ONG, aprobado por estas entidades en 1997 y que desde entonces aparece como la pauta que permite enjuiciar, desde un punto de vista ético, el trabajo que desarrollan.
El documento para la cooperación universitaria se compone de 31 artículos divididos en seis apartados. El primero de ellos fija los principios y objetivos, basados en la erradicación de la pobreza y la promoción de la educación, la igualdad, la paz y la sostenibilidad.
El segundo aborda la identidad solidaria y altruista de la cooperación universitaria, así como el valor de la sensibilización y la integración de estas actividades en la vida académica.
Precisamente, la participación e integración de toda la comunidad universitaria centran la tercera parte del código. A éste le siguen los artículos que establecen las relaciones de las universidades con las instituciones homólogas en países receptores de ayuda, con el tejido social de la cooperación y, por último, con la aplicación, difusión y cumplimiento del código.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de diciembre de 2005