Vivo en la sierra norte y el mes pasado he visto con asombro cómo se nos ha presentado una idea cuanto más asombrosa: recrear una obra de ficción como es El señor de los anillos en una realidad natural.
Después de ver cómo los ecologistas increíblemente se lanzaban como lobos contra ella (nadie ha dicho que sean los supremos guardianes de la naturaleza), también los defensores de la historia de la sierra alzaron sus voces (que sólo salen para esto y no para arrimar el hombro). Después hemos observado un sepulcral silencio sobre el tema. Como si a la Comunidad de Madrid no le interesase nada de lo que piensan los alcaldes de zonas poco pobladas, sólo algunas vagas declaraciones y mucho miedo.
Estos alcaldes han sido valientes como para arriesgar su prestigio personal (y eso en un pueblo pequeño es duro) y merecen que la Comunidad por lo menos sea igual o más valiente y se moje estudiando el proyecto profundamente, porque si no dará la sensación que sólo gobierna para sí misma y para el sur; a trabajar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de diciembre de 2005