Al final del paseo de Santa María de la Cabeza, dirección entrada a Madrid, hay un hotel. Muy temprano por la mañana (desde las siete hasta las ocho o más...), en incontables ocasiones, hay un autobús o microbús parado con las luces de emergencia en lugar no permitido ocupando el carril bus. Será para recoger o dejar clientes.
De tres carriles de entrada a Madrid, se quedan en dos y, debido a las maniobras que deben hacer los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes, EMT, nos quedamos con un solo carril para poder circular. Resultado: desde la plaza Elíptica hasta la Glorieta de Santa María de la Cabeza, más de media hora utilizamos en numerosos días. ¿Quieren calcular el tiempo que pierde tanta gente y el coste en combustible, en ánimo y en malos humos? Y los agentes de movilidad, en la glorieta, mirando los semáforos sin ver que tienen tres kilómetros de atasco detrás.
Por favor, ¿quién quita el autobús.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de diciembre de 2005