El quinteto granadino Lori Meyers se sacó la espina de su último concierto de Madrid, en el que presentaban su disco Hostal Pimodán. Si entonces el sonido les jugó una mala pasada, anteanoche no pudieron quejarse, aunque tampoco fuera la cosa como para lanzar fuegos artificiales.
Lori Meyers hizo un concierto en un crescendo que iba desde las canciones lentas a las de mayor velocidad. Esto, que a veces puede funcionar, con respecto a ellos lo que hizo fue resaltar el lado lánguido del grupo en detrimento de su otra cara más luminosa; la de fabricantes de excelentes armonías pop, de melodías en las que los juegos vocales son clave, de canciones en las que es fácil ponerse a corear el estribillo en la segunda vuelta del tema. Al final, daban ganas de que la banda comenzase a tocar otra vez y empezando por los temas más rápidos. Tal fue el buen sabor de boca que dejaron en el oyente hermosas canciones como Dilema, la sesentera De superhéroes y, en el segundo bis, uno de sus temas más representativos: Tokio ya no nos quiere. Tienen futuro, estos Lori Meyers.
Lori Meyers
Antonio López Noni (voz y guitarra), Julián Méndez (bajo, teclados y coros), Sergio Martín (guitarra, teclados y coros), Alejandro Méndez (guitarra y coros) y Alfredo Núñez (batería). Sala Copérnico. Madrid, jueves 15 de diciembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de diciembre de 2005