El mar Cantábrico, tan cercano y familiar, esconde secretos en simas de kilómetros de profundidad donde el hombre no ha llegado jamás. "El Cantábrico es un santuario de los calamares gigantes", afirma sin dudar el escritor y periodista Luis Miguel Ariza. Por ello, tal ha sido el escenario que ha elegido para su segunda novela, Kraken. Atrapados en el abismo (Plaza y Janés), que esta semana ha presentado en Bilbao.
La historia de Kraken aúna ciencia y ficción, para lo que el autor ha estado documentándose durante cerca de dos años. No han sido pocas las voces que le han comparado con Julio Verne y su famosa 20.000 leguas de viaje submarino. "Me halaga, aunque en lo que más nos parecemos Verne y yo es en la minuciosidad con la que preparamos nuestras novelas", indica Ariza. Sin embargo, comprende que la elección de un calamar gigante como protagonista de su obra hace que en seguida se le asocie con el maestro de "la anticipación, que no de la ciencia ficción". "No ha habido muchas referencias literarias al kraken. Las únicas son las de Verne; la novela The beast, de Peter Benchley (el creador de Tiburón), de la que se hizo un telefilme, y mi novela", comenta Ariza.
Puerta a lo desconocido
"Kraken refleja que el Cantábrico es una puerta a lo desconocido. Los científicos creen que en este mar hay zonas perfectas para que se desarrollen los calamares gigantes. Podía haber ubicado la novela en el golfo de México, pero éste es el lugar perfecto para una historia de suspense", señala el autor.
Nora, una científica que dirige la primera misión robótica a Marte, ve truncado su sueño a causa de un misterio que su tío le hace llegar antes de desaparecer. Para resolverlo tendrá que viajar hasta el fondo del Atlántico en busca del legendario kraken. "Para un escritor el calamar gigante es perfecto, muy goloso", reconoce Ariza, quien ve claramente cómo se podría realizar una película con este argumento. "Kraken es ante todo la historia de un grupo de personas que tratan de sobrevivir", resume.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de diciembre de 2005