Olvidemos El Almendro, las burbujas que sopla el calvo de la Lotería o las de Freixenet. Cuando España huele, cuando nos huele España, es que ya estamos aquí. Es Navidad cuando los perfumes chic se anuncian en masa en nuestras pantallas. Como en cualquier otro sitio de la globalización y con idénticos spots. En esto de las colonias ya no hay fronteras, costumbres locales u olfatos municipales. La globalización es por narices, por lo que entra por esas fosas, y como la maldición de Babel aún nos tiene muy fronterizados, pues las multinacionales de las colonias han decidido suprimir de sus anuncios la banda sonora nacional, el audio patriótico, y las grandes marcas suenan en versión original, con mucho suspiro, susurro y sin subtítulos.
No es casualidad que los escasos anuncios de colonias que estos días hablan español son marcas caseras (Imagina de Agatha Ruiz de la Prada, Agua Rocío de Vitorio & Luchino; el de Maximo Dutti, grupo Zara). Mientras que el resto de las fragancias de esta Navidad 05 se murmuran en inglés, francés e italiano o fonéticas indescifrables. Desde Cinema de Saint Laurent; Boss, Lancôme, el vaporisateur Chanel 5, Eau de Rochas, Promesse de Cacharel o Touch of Pink de Lacoste, hasta Instintic de David Beckhan y lo del Emporio Armani.
Y no sólo es que estas colonias de la globalización, de la colonización de los olores, nos mascullen sus spots en idioma original, es que ni siquiera sabiendo sus idiomas es posible adivinar lo que pronuncian en voz tan baja y erótica. Unos anuncios que en teoría deberían dirigirse a las narices, intentan seducirnos por ese órgano con diseño de molusco que es la oreja, con susurros y ayes. Queda por saber si estas colonias colonizadoras de audio angloitalofrancés son superiores a las de la Navidad 04. Yo, personalmente, creo que no. Del pasado diciembre sólo recuerdo el spot de Nicole Kidman para Chanel 5. Una megaproducción que me entró por los ojos, las orejas, las narices y otros impronunciables órganos sureños. Eran olor globalizador, sí, pero no exhalaba tufo hortera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de diciembre de 2005