Dos colectivos con intereses antagónicos coincidieron ayer en el aeropuerto de Sabadell. Por un lado, medio millar de vecinos de Barberà, Badia y Sant Quirze del Vallès, que manifestaban su rechazo al aeropuerto. Por el otro, dos millares de simpatizantes y socios del aeropuerto que celebraban la festividad de la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores. En medio, una verja y una quincena de agentes del Cuerpo Nacional de Policía. En años anteriores, más de 30.000 personas acudían a festejar el día de la patrona, pero en esta ocasión no había espectáculo. Y sin acrobacias ni aviones militares, el número de visitantes, entre los que figuraba el alcalde de Barcelona, Joan Clos, que es piloto, disminuyó enormemente.
La controversia se arrastra desde hace años, pero llegó a su cenit el pasado octubre. En pocos días se produjeron dos accidentes que llevaron al cierre cautelar del aeropuerto. En el primero, dos personas murieron al estrellarse una avioneta en una plaza de Badia; en el segundo, los cuatro ocupantes del aparato fallecieron al chocar contra una grúa ilegal de Sant Quirze del Vallès. Tras estos accidentes se acordaron varias medidas para reducir el impacto de las instalaciones sobre el entorno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de diciembre de 2005