Unos 300 vecinos y agricultores se manifestaron ayer en Alboraia para protestar contra el plan del gobierno municipal del PP de edificar sobre buena parte de la huerta del término. El proyecto urbanístico prevé levantar un hipermercado y un cine sobre unos terrenos de 400.000 metros dedicados al cultivo, en los que vive cerca de un centenar de familias. Al acabar la marcha, una parte de los manifestantes accedieron al salón de plenos, donde se vivieron momentos de gran tensión.El alcalde abandonó el Consistorio escoltado por la Guardia Civil.
La manifestación, convocada por la asociación Salvem L'Horta Vera-Alboraia y respaldada por otras 15 colectivos locales, transcurrió con tranquilidad por el centro de Alboraia hasta llegar a las puertas del Ayuntamiento. Los manifestantes portaban carteles contra el traslado del hipermercado Alcampo, planeado por el alcalde Manuel Álvaro, del Partido Popular, desde su actual ubicación junto a la urbanización de Port Saplaya, a unos terrenos de 400.000 metros de huerta. Los convocantes calculan que la iniciativa eliminará el 10% del suelo dedicado a cultivos del término, y que su aprobación abrirá la puerta a la construcción masiva sobre el suelo destinado al cultivo tradicional.
La manifestación debía recorrer la distancia que separa la Iglesia del Ayuntamiento. A pie, unos 10 minutos. Allí se leyó un manifiesto en contra del plan urbanístico. El equipo municipal había adelantado la hora de comienzo de la sesión, según los convocantes, y la policía municipal había colocado unos carteles a la entrada en la que se indicaba que, por motivos de seguridad, el aforo del salón de plenos había sido reducido a 100 personas. Cuando los primeros manifestantes comenzaron a acceder al salón de plenos, la mitad de los asientos, unos 30, estaban ocupados por vecinos que portaban carteles en los que se podía leer: El PP sí defiende la huerta. De los cruces de palabras entre estos y los manifestantes se pasó a los empujones, los gritos y los insultos después de que un grupo de agricultores y de jóvenes exhibieran una pancarta detrás del alcalde, momento en el que intervino la Policía Local.
El salón fue ocupado por los manifestantes -unos 150- el pleno interrumpido, y el alcalde se encerró en un despacho anexo. 30 minutos después, el alcalde Álvaro abandonó el Consistorio escoltado por la Guardia Civil entre las increpaciones de los vecinos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de diciembre de 2005