Es vergüenza ajena, sin más. Las bromas que gasta la cadena Cope no tienen ni santa gracia. Más bien es un insulto a un presidente electo (y acaso a los ciudadanos) de Bolivia y me da la sensación de que no es más que una forma de llamar la atención. Ya no es desaprobación, ni desagrado, ni condena, sino asco.
Váyanse con su música a otra parte, por Dios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de diciembre de 2005