-Feliz Navidad a los que ríen y a los que lloran, a los que cantan y a los que sueltan gallos, a los listos y a los torpes, a los buenos y a los menos buenos (para que cambien los sentimientos), a los amigos y a los enemigos, a los pobres y a los ricos (para que repartan un poco), a los de mi pueblo, a los del barrio, a los de mi escuela, a los que están lejos y a los más cercanos... A los que hablan y a los que callan, a los que aprueban y a los que suspenden, a los feos y a los guapos, a los altos y a los bajitos, a los rubios y a los morenos, a los blancos y a los negros, a los que creen y a los ateos, a los enérgicos y a los que se frustraron, a la portera, vecinos amiguetes y amigos íntimos, a mis primos, tíos y fundamentalmente a mi padre y a mi madre, que me dieron esta forma de entender la vida y la Navidad, que en el fondo es el reflejo de la vida de cada día.
Que los reyes nos traigan un cajón de buenos sentimientos y buen hacer.
Paz y feliz Navidad para todo el mundo.
-A pesar de todo, de asesinatos gratuitos, de querellas políticas interminables, de gobiernos que desprecian la democracia, de gente que insulta y mata...ha llegado la Navidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de diciembre de 2005