Es el más veterano, pero sigue en buena forma. Tiene una carrocería alta que amplía el espacio interior y algunos detalles deportivos que realzan su imagen.
Conducción: 45 puntos (1º)
Muy fácil de conducir, con un tacto ligero y preciso que exige poco esfuerzo. El motor 1.6 turbodiésel (90 CV) es el mejor y tiene un cambio de cinco marchas rápido y preciso. Su cilindrada (1.560cc) aporta un mayor empuje por debajo de 1.500 vueltas, responde con más poderío hasta las 4.000 y ofrece las mejores prestaciones: tiene brío en ciudad, adelanta con más nervio, no pierde ritmo en las subidas y viaja con más desahogo.
El Fiesta frena bien y ofrece una buena estabilidad, aunque con menos aplomo: es el más ágil en las curvas, pero balancea más y las reacciones son algo nerviosas.
Vida a bordo: 40 puntos (3º)
Por fuera es el menor, pero ofrece una habitabilidad similar y da sensación de desahogo. Incluye un salpicadero moderno, una instrumentación vistosa y una consola central atractiva y ordenada. Presenta un ambiente cuidado, con buenos ajustes y una calidad de acabado notable. El maletero es correcto y tiene suficientes huecos: una repisa frente al copiloto y otra sobre la consola, bolsas en las puertas delanteras, guantera, una bandeja delante del cambio y otra junto al freno de mano.
Las suspensiones son cómodas y filtran bien los baches, pero los asientos delanteros tienen unas banquetas cortas y no es tan silencioso: deja sentir más la rumorosidad del motor y la rodadura.
Seguridad: 12 puntos (3º)
Incluye ABS y dos airbags de serie, y el resto es opcional. Tiene un comportamiento seguro, pero menos eficaz que sus rivales.
Economía: 26 puntos (2º)
Cuesta 14.450 euros, pero viene menos equipado: elevalunas delanteros eléctricos y cierre con mando. El radio-CD y el aire son opcionales, y gasta como el Clio: menos de seis litros a ritmos tranquilos y por debajo de ocho en ciudad y conducción alegre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de diciembre de 2005