Pienso que mañana, temprano como todos los días, compraré el diario EL PAÍS y encontraré miles de cartas de ciudadanos y ciudadanas atónitos y estremecidos tras la lectura de la crónica en la que se relata la irrupción de madrugada (mujeres a un lado, hombres al otro, niños somnolientos en medio...) en el asentamiento chabolista de Valdemingómez.
Yo me he quedado en blanco, y no sé qué más decir, pero me siento en la obligación de pedir explicaciones y responsabilidades a los artífices de esa redada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de diciembre de 2005