La ficción televisiva ofrece interpretaciones de un mismo material para públicos distintos. Las historias de médicos novatos ambientadas en hospitales saturados, por ejemplo, tienen múltiples lecturas. Anatomía de Grey (Cuatro) parece pensada para adultos equilibrados. Urgencias, en cambio, denota un espíritu más concienciado y valora el compromiso y el altruismo. Hospital Central (Tele 5), cuyo último capítulo se emitió el miércoles pasado, ponía a prueba nuestros mecanismos de implicación emocional. Scrubs (Digital +) está ideada para adoradores del sarcasmo, capaces de reírse cuando el novato se come el almuerzo de los enfermos. El asesor legal del hospital se suma a este festival de irreverencia sin escrúpulos y amaestra así a los residentes: "Si cometen un error, no lo reconozcan ante el paciente".
La telecomedia familiar es un género que también da mucho de sí. Estos días se han puesto a la venta dos DVD de Padre de familia, ejemplo de cómo desacreditar la institución familiar con un sentido corrosivo de la vida. En uno de los capítulos, el padre se estrella al volante de su coche contra una antena parabólica colectiva y deja al vecindario sin señal. El padre sale a beber con su perro, un animal tan sabio como alcoholizado. "No sé cuánto tiempo aguantaré sin televisión", le confiesa. Finalmente se da cuenta que hay otras cosas en la vida además de la televisión y sale a pescar, a correr y somete a su familia a un agotador programa de actividades. Todos están a punto de suicidarse cuando, de repente, vuelve la señal y los familiares del padre hiperactivo consiguen convencerle de que recupere las sedentarias costumbres de sofá. Moraleja: hay otras cosas además de la televisión pero la que más refuerza los destructivos lazos familiares es, empatada con la Navidad, la televisión. En estos días propensos a recordar a los ausentes y a huir de la familia, voy a encerrarme a revisar El ala oeste de la Casa Blanca y a llorar la muerte, reciente e inesperada, del extraordinario actor John Spencer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de diciembre de 2005