Borja de Riquer en el artículo Frivolizar el antifranquismo (EL PAÍS-Cataluña, 2 de diciembre de 2005) acusaba a Francesc-Marc Álvaro de incluir falsedades en su libro Els assassins de Franco. La invención que le atribuye es cierta, ciertísima: la expulsión de Manuel Vázquez Montalbán del PSUC por parte de Manuel Sacristán. La información era mía y la corroboro. Me duele no tanto porque se ponga en duda mi palabra, como porque se quiere desfigurar la realidad del daño que sufrieron mis amigos Manolo y su esposa, Anna, por parte de un filósofo doctrinario.
No era Borja de Riquer sino yo quien militaba en el PSUC, y durante largos años, y también era yo miembro del todopoderoso Comité de Intelectuales, en el que señoreaba Manuel Sacristán, y quien vivió el doloroso y largo proceso contra Manolo, dirigido por Sacristán, para expulsarle. Presencié durante meses ataques inmisericordes, crueles y destemplados contra Vázquez Montalbán. Por eso me molesta que todo ello se disimule con argucias.
Es pues exacto que Sacristán expulsó del PSUC a Manolo, y el resto son residuos diarios de lo políticamente correcto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de diciembre de 2005