Un cáncer de mama acabó el pasado día 8 con la vida de Tomasa Aguirre, directora durante el último cuarto de siglo del grupo de coros y danzas en la localidad toledana de Mora y una de las voces más entrañables de la comarca. Folclorista infatigable y mujer siempre resuelta, Tomi -como la conocían sus amigos- habría cumplido el próximo febrero 47 años.
Aguirre era una de esas personas sencillas que contribuyó, a veces casi desde el anonimato, a salvaguardar las herencias culturales de los mayores. "Que las jotas de mi pueblo no caigan en el olvido", gustaba de repetir, y así se afanó en recopilar abundantes piezas populares de toda la comarca, sobre todo romances y cantos de laboreo. Era éste un género por el que sentía particular devoción: sus padres eran gañanes y ella se crió en las quinterías, donde cantar y bailar constituían casi las únicas diversiones para amenizar la dura faena del campo.
De su madre, Marca Rodríguez, lo había aprendido casi todo, y siempre insistía en ello: "Yo me conozco todas las canciones, pero sólo mamá sabe cómo cantarlas". Marca dejó para la posteridad numerosos registros fonográficos mientras su hija revitalizaba el folclor manchego a pie de campo.
"Era infatigable y siempre decidida", la rememora Paco Martín, del grupo de música tradicional Jaraíz. Y anota: "Un día, en Tomelloso, una de las chicas se torció un tobillo en plena actuación. Sin más preámbulos, Tomasa saltó al escenario para cubrir el puesto y completar las parejas de baile. Ella nunca se asustaba por nada".-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de diciembre de 2005