El número de presos en huelga de hambre en la cárcel de Guantánamo, donde hay unos 500 reclusos, se eleva ya a 84, el doble que hace una semana. Los oficiales de la base militar estadounidense en Cuba reconocen que 32 de ellos están siendo alimentados a través de sondas desde la nariz hasta el estómago o por vía intravenosa. Pero el investigador jefe de la ONU contra la tortura, Manfred Nowak, denuncia que se está forzando a los presos a comer.
Nowak, que hace poco más de un mes rechazó una invitación del Pentágono para visitar la base porque no se le permitía el acceso a los presos, comentó ayer a la cadena británica BBC que son los guardianes de la prisión, y no doctores, quienes colocan en muchas ocasiones por la fuerza las sondas.
"Como consecuencia", añade, "muchos de los prisioneros están sufriendo hemorragias y vómitos". El austríaco advierte de que si éstas alegaciones son reales, serán una evidencia más del tratamiento abusivo que sufren los presos en la prisión extraterritorial estadounidense.
El Pentágono asegura que no hay evidencias "creíbles" que revelen que los presos están recibiendo un trato cruel en Guantánamo. El propio secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha llegado a afirmar que estas protestas son un reclamo para captar la atención de la prensa.
El Pentágono informa de que durante el aniversario de los atentados del 11-S se contabilizaron un total de 131 prisioneros en huelga de hambre, que se redujeron progresivamente en las semanas sucesivas hasta 38. El pasado 25 de diciembre se les sumaron 46 nuevos presos en huelga de hambre. Ahora, son 84. Los presos protestan así por su prolongada detención sin cargos y sin juicio en la base, y por a las condiciones de su reclusión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de diciembre de 2005