En estas fechas muchos animales son comprados para ser el regalo de Reyes, sin pensar que es una gran responsabilidad que va más allá de la primera y grata sorpresa del regalo. El perrito o gatito crece, hace sus necesidades y, como ser vivo que es, necesita cuidados. Muchos son abandonados por ello sin miramientos, a veces para adquirir otro cachorro como si de un bien mueble se tratase.
En ocasiones el abandono se debe a que el cachorro no ha sido educado correctamente, y ahora ha crecido y destroza los muebles cuando le dejamos solo, pero sus dueños ni se molestaron en educarlo en su día ni se molestan en buscar un adiestrador ahora, es más fácil abandonarlo. Eso sin tener en cuenta que hay perros y gatos abandonados de todas las edades, tamaños, razas y colores esperando que les adopten, luchando contra el falso mito de que sólo hay animales adultos, traumatizados y sin raza alguna disponibles para adoptar.
Invitaría a cualquiera que pensara esto último a que se diera un paseo por cualquier centro de acogida o protectora. En estos centros nos esperan cachorros, animales de raza, animales muy cariñosos y agradecidos, que te entregan vacunados, esterilizados si son adultos y con una atención y asesoramiento que jamás vamos a encontrar en otros sitios. Pese a ello, la gente sigue comprando animales, y encima, luego algunos los abandonan. Me gustaría que todos hiciéramos una reflexión en estas fiestas tan especiales, que adoptáramos antes de comprar, y que, si no lo tenemos claro o es un simple capricho, directamente ni adoptáramos ni compráramos. Pensemos un poco en ellos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de enero de 2006