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OPINIÓN DEL LECTOR

Dignidad laboral

La precariedad laboral del empleo en la función pública docente ha llevado al MEC a la firma de un acuerdo con los sindicatos CC OO, UGT, CSIF, pero lejos de ser una solución atenta directamente contra los trabajadores que sufrimos esta precariedad.

La reducción del porcentaje de interinos del actual 20% al 8% en un plazo de cuatro años, sin garantizar que los que alcancen un puesto estable sean los que llevan en muchos casos hasta 10, 20 ó 30 años de trabajo, no sólo llevará a muchos trabajadores al paro, además los que permanezcan en ese 8% quedarán en una situación cenicienta, aumentando considerablemente el perjuicio de su precariedad laboral, distanciando el puesto de trabajo de su residencia familiar y asumiendo el trabajo discontinuo de las sustituciones. Llevará a los colectivos más débiles tal como ocurre hoy con las madres trabajadoras a la renuncia del puesto de trabajo.

Las palabras dicen más de lo que nombran y al colectivo de profesores interinos nos presentan como opositores y sustitutos, negándonos tras muchos años de trabajo continuado la posibilidad de ser defendidos y amparados como trabajadores.

La precariedad laboral tiene nombres y apellidos, tiene familia, miles de hijos, muchos años de experiencia docente, más de 30, 40 y hasta 50 años de edad, cientos de horas de formación, millares de alumnos formados en sus aulas. El acuerdo no es una solución, ya que desaprovecha los recursos humanos que redunda necesariamente en la calidad de la formación de nuestros hijos. La precariedad laboral en la enseñanza encuentra la solución en un único camino, el sentido común.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de enero de 2006