El nuevo diseño de la estructura de EDP obedece al plan elaborado por el Gobierno de José Sócrates para el mercado de energía, cuya idea central es la libre competencia entre los dos grandes operadores de gas y electricidad lusos, Galp y EDP. Quizá por eso fue anunciado poco después de la firma de la llamada "paz de fin de año" en Galp.
En esa reunión auspiciada por el ministro de Economía, Manuel Pinho, en la que Galp se marca como objetivo prioritario entrar a competir en el mercado de la electricidad, los italianos de ENI (representados por su presidente ejecutivo, Paolo Scaroni) renunciaron a ejercer su derecho a adquirir el 47% y, por tanto, a controlar la empresa (y mantienen en su 33,34%). Además, se garantizó al grupo luso Amorim una participación casi idéntica a la de la petrolera italiana (32,5%) y el Gobierno portugués cambió su acción de oro por un 1% a nombre de Caixa General de Depósitos, que le confiere poderes especiales de decisión.
Ese nuevo reparto accionarial de Galp ha sido invocado como argumento para que Iberdrola salga del capital del grupo de petróleo y gas natural, por supuesta reducción de su influencia y dado que Galp pasa a ser competidora suya en el negocio de la electricidad.
Según fuentes solventes, el futuro energético de la península Ibérica se dirige indefectiblemente ahora hacia una doble sociedad estratégica entre, por un lado, EDP e Iberdrola y, por el otro, Galp y Unión Fenosa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de enero de 2006