Unos mil jóvenes que habían comprado su entrada -60 euros cada una- para pasar la Nochevieja en la discoteca Fresh, en la calle de Alberto Aguilera, se quedaron a la intemperie, compuestos y sin fiesta. La discoteca no abrió sus puertas. Las horas pasaban, con más de 300 jóvenes inquietos esperando a que el local abriera sus puertas, y finalmente llegó la Policía Municipal con la fatal noticia: los agentes informaron de que Fresh estaba cerrada desde el día 20 de diciembre y que debían marcharse de allí, o denunciar a los responsables del establecimiento, dado que el local no abriría y no habría fiesta.
La indignación se apoderó de los cerca de 300 chavales que en torno a la una de la madrugada esperaban a las puertas de Fresh. Otros conocieron la noticia antes. Allí tenían previsto recibir el 2006. Para muchos chavales, como Víctor, era su primer cotillón de fin de año. "Nos han engañado", comentó después, desencantado, a sus padres. Algunos compraron las entradas de la fiesta a través de Internet; a otros se las vendieron en mano relaciones públicas del local. En las entradas se decía que estaba prohibida la entrada a menores de 18 años, pero no todos tenían los 18 años. Los afectados están reuniéndose para poner una denuncia y recuperar el dinero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de enero de 2006