Escribo en nombre de un grupo de alumnos de segundo de la ESO del IES Sant Quirze, en Sant Quirze del Vallès. A través de esta carta queremos mostrar nuestro desacuerdo con el horario lectivo vigente en Cataluña en lo que hace referencia a las clases por las tardes. Entramos a las 8.20 horas y salimos a las 13.40 horas. En ese tiempo hacemos cinco horas de clase. Volvemos a casa, comemos deprisa y corriendo y regresamos al instituto a las 15.30 horas. Por fin, salimos a las 17.30 horas. Dos horas más de clase. Entonces merendamos deprisa, la mayoría vamos a hacer alguna actividad extraescolar, volvemos sobre las 20.30 horas a casa, nos duchamos, cenamos, hablamos con la familia o vemos un rato la tele y ahora llegaría el momento de hacer los deberes. Pero, ¿quién tiene fuerzas después del ajetreo diario? En muchas otras comunidades hace tiempo que no hay clases por la tarde (Andalucía, Navarra, etcétera). Por eso, y más ahora que estamos en el punto de mira de todos (malos resultados, fracaso escolar), creemos que nuestras clases por la tarde son injustas, reducen nuestro rendimiento y nos dejan menos tiempo libre. ¿Es posible tomar alguna medida?-.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de enero de 2006