No sé qué me hace disfrutar más de los artículos de Javier Sampedro: que se leen como noticias "normales", lo que dice tanto de cómo lo científico ha ganado peso en nuestra sociedad; que atrapan como historias de detectives; que abarcan desde la genética molecular hasta lo medioambiental, integrando salud pública, medicina y muchos otros procesos determinantes de nuestras vidas; que se ciñen a los hechos y los explican con sobriedad y claridad; que a menudo plantean cuestiones en las que de verdad merece la pena pensar, o que, encima, son divertidos, repletos de guiños e ironía... Pero sean los vertidos tóxicos en China, el fraude en las clonaciones de Hwang Woo-Suk, el espectacular reportaje desde los confines de Alaska sobre la gripe de 1918, o cualquier otro tema "científico", Sampedro y los otros profesionales de ciencia y salud de EL PAÍS están en sintonía con un cambio cultural por el que también muchos otros trabajamos en España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de enero de 2006