Quiero hacer algunas puntualizaciones sobre el artículo El barrio con rejas, publicado en su diario el jueves 5 de enero de 2006. Se dice en dicho artículo que en Pan Bendito "la mezcla de etnias hace del barrio un lugar multicultural", esto queda muy bien y políticamente es de lo más correcto pero alejado de la triste y penosa realidad; en Pan Bendito la cultura no existe, se confunde con el atavismo y la única ley que aquí se respeta es la del silencio. El miedo es libre.
También se dice que los disparos de Nochevieja fueron un suceso "aleatorio": nada más lejos de la realidad. En este barrio, los chavales van armados habitualmente con navajas, machetes y armas de fuego que muestran sin ningún pudor para intimidar a los vecinos; "estos chicos" demuestran sus habilidades con los coches a diario; derrapando, haciendo carreras, trompos, ... hablamos de un auténtico posgrado en delincuencia.
Declara muy tibiamente nuestro párroco que "el absentismo laboral es bestial", evidentemente: los narcotraficantes, los sicarios y delincuentes de todo pelaje no tienen por costumbre ir a trabajar a ninguna fábrica u oficina, delinquen por la noche y por el día toman el sol.
También es de lo más común ver a los niños en edad escolar desayunar tostaditas con sus padres a las doce de la mañana en cualquier bar del barrio; este hecho nos muestra otro drama: el absentismo escolar.
Lo peor de todo es que el 90% de los ciudadanos de Pan Bendito somos gente decente y trabajadora condenada a sufrir una situación insostenible y abandonada a nuestra suerte por las policías nacional y municipal, que siempre pasan de largo. Aquí no hay a quien ponerle multas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de enero de 2006