Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Caballé llena de emoción la inauguración del Viñas

La emotividad del canto caldeó ayer la fría y protocolaria atmósfera que impone el histórico Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona hasta transfomarlo en un vibrante templo de la lírica. El milagro fue obra de Montserrat Caballé, que convirtió el recital inaugural de la 43ª edición del Concurso de Canto Francesc Viñas en un sincero homenaje a la que fue su maestra, la soprano y pedagoga Conxita Badia (1897-1975), discípula de Enric Granados. Caballé desplegó toda su sabiduría lírica en un emotivo recital. El acto fue presidido por el alcalde Joan Clos.

No cabía un alfiler en el Saló de Cent. El poder de convocatoria de Montserrat Caballé sigue intacto y cientos de aficionados tuvieron que conformarse con verla y escucharla a través de una gran pantalla situada en otra sala. La diva catalana no hizo concesiones en un recital diseñado con el corazón y con el reconocimiento pleno a los año de aprendizaje que pasó junto a Conxita, que inició a su jóven discípula en los secretos del lied. Caballé canto obras de Jaume Pahissa, Francesco Cilea, Ruggero Leoncavallo y Charles Gounod en un seductor programa que el público aplaudió generosamente.

Antes de cantar, Caballé dirigió unas palabras en memoria de su maestra. "Espero que mi canto sea digno de ella. Conxita Badia no fue sólo la persona que me enseñó a cantar y a perfeccionar el estilo, fue una persona sublime, una segunda madre, que me enseñó a amar la vida y a ver el lado positivo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de enero de 2006