Me dirijo a ustedes para informarles de que estuve leyendo el artículo El lujo llega a los dulces, publicado en la última página del suplemento de Madrid del pasado 7 de enero, en el que informaban de que en la pastelería Hespen & Suárez elaboraban unos exquisitos roscones, que llevaban frutas frescas y en su interior, como sorpresa, una joya de plata diseñada por Beth McGowan.
Me dirigí a dicha pastelería para comprar el exquisito roscón, y la sorpresa que traía era su precio, 36 euros por medio kilo de roscón, además de que estaba duro y que lo que traía en su interior era una figura de plástico (ni rastro de la mencionada joya).
¿Dónde está la calidad, el lujo y el diseño? Sería de agradecer que, si lo que pretenden es informar a los lectores, se aseguren antes de la veracidad de lo que están contando.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de enero de 2006