He leído la carta titulada Nuevos barrios, que apareció publicada en la sección Madrid el pasado 13 de enero de 2006. Yo también soy una de las personas afectadas: llevo pagando, como el resto de mis futuros vecinos de Jardín de Vicálvaro, desde 2001, por una vivienda que a fecha de hoy, 16 de febrero de 2006, no puedo disfrutar: pago al banco el dinero del crédito personal que tuve que pedir para pagar a Ferrovial en los plazos que me exigía, y pago un alquiler de la casa donde vivo.
Mi indignación alcanza por igual a Ferrovial y al Ayuntamiento de Madrid: nos vendieron unos pisos en unos terrenos sobre los que había un expediente de expropiación. Nadie en Ferrovial nos informó de esta cuestión y nadie en el Ayuntamiento evitó la venta de estos pisos y todo lo referente a las licencias de obra, construcción, etcétera; no se ha resuelto el expediente de expropiación, por lo que también esos vecinos son víctimas de la gestión de Ferrovial y del Ayuntamiento de Madrid.
Nuestras casas están construidas, a diferencia de lo que les sucede a otros vecinos de los nuevos barrios del sureste, pero no tenemos acceso a ellas. Los expropiados no saben todavía dónde van a ser realojados y si sus nuevas casas serán de su gusto. Unos y otros somos víctimas del Ayuntamiento y de Ferrovial.
El Ayuntamiento tiene la obligación de velar por los intereses de los ciudadanos y no por los intereses particulares de grandes empresas inmobiliarias. Hasta que demuestren lo contrario, habrá que pensar que sus intereses son los mismos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de enero de 2006