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CARTAS AL DIRECTOR

A vueltas con el copago

Para mí y para todos los miles de familias que tenemos a nuestro cargo a una persona dependiente no habrá Estado del bienestar hasta que los recursos aportados por las Administraciones no cubran totalmente los gastos necesarios para una buena atención y un eficaz tratamiento de nuestros hijos.

Para que salgan las cuentas en el Anteproyecto de Ley de Dependencia, los responsables de las personas afectadas tendremos que asumir una parte de los gastos de atención y tratamiento, en función de nuestra renta y patrimonio. ¿No hemos pagado ya suficiente los que tenemos a nuestro cargo una persona dependiente desde hace más de treinta años?

Particularmente problemático es el caso de las personas dependientes mayores cuyos padres son jubilados que han visto reducirse notablemente su nivel de ingresos. Los más afortunados se ven indefinidamente obligados a detraer las cantidades necesarias del patrimonio que han constituido después de muchos años de trabajo y sacrificio.

El copago para cubrir los gastos sanitarios ha sido desestimado cuando a alguien se le ha ocurrido proponerlo. El asunto se ha resuelto recaudando un céntimo más por litro de combustible, lo que a nadie le parece mal, sino todo lo contrario.

No parece una medida justa, después de tantos años esperando ser aliviados definitivamente de los gastos que supone una durísima enfermedad crónica que hasta ahora ningún Gobierno ha tenido el coraje de asumir íntegramente, como cualquier otro gasto sanitario. Así nos va, a la cola de Europa en el nivel de gastos sociales.

El actual Gobierno ha tenido la valentía de acometer una importante tarea, pero a muchos de los afectados nos preocupa que no se plantee desde las Administraciones la solución a cargo de ellas exclusivamente. Los impuestos al consumo y los que pagamos a lo largo de 40 años de vida laboral deberían servir para solucionar este problema. El dinero de todos estos impuestos está en las Administraciones, que tienen la oportunidad de destinarlo a una buena y más que justificada causa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de enero de 2006