San Sebastián cerró ayer la fiesta de su patrón con un estruendo de tambores y barriles. Un total de 95 tamborradas de adultos se esparcieron por la ciudad y cerca de 5.000 niños redoblaron al ritmo de las marchas de Raimundo Sarriegi. A mediodía, el promotor musical Iñigo Argomániz (en la imagen) recibió el Tambor de Oro, que dedicó a su familia, amigos y a los grupos musicales que representa. El alcalde, Odón Elorza, le definió como "la personificación de la apuesta cultural de la ciudad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de enero de 2006