Algunos miembros de las hinchadas más fanáticas de ambos equipos, la peña Ligallo Fondo Norte y el Frente Atlético, se enzarzaron en una batalla a botellazos dentro de un bar próximo al estadio de La Romareda poco antes del partido. Dos aficionados zaragocistas tuvieron que ser trasladados en ambulancia a un centro médico con brechas en la cabeza.
El incidente comenzó, según un testigo, cuando un grupo de seguidores rojiblancos entró en el establecimiento, lugar de reunión habitual de los Ligallo, y encendió dos bengalas en su interior. Después empezaron a lanzar botellas. Los radicales del Zaragoza respondieron tirándoles sus vasos. La policía cortó la pelea y detuvo a varios de los participantes en ella.
Más tarde, unos 20 miembros de Ligallo salieron en persecución de los atléticos, otros 20 más o menos, produciéndose otra refriega cerca de la puerta de acceso al campo para la hinchada visitante. En esta segunda trifulca no hubo heridos, aunque se desencadenó una fuerte riña a puñetazos. La policía dispersó a los alborotadores.
No fueron los únicos golpes de la tarde. Torres tuvo un encontronazo con Gabriel Milito por el que tuvo que ser atendido en una banda. Tras recibir la asistencia médica, regresó sin ningún problema físico. Además, el delantero internacional marcó después de más de un mes de sequía. Su último gol había sido contra el Alavés el 16 de diciembre.
Tampoco acusó ninguna de las molestias que le aquejaban el portero argentino Leo Franco, que regresó a la titularidad rojiblanca tras un mes ausente por lesión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de enero de 2006