Henrik Larsson esperó durante tres meses a que Txiki Begiristain, director deportivo del Barcelona, diera el visto bueno a su fichaje y lleva más de un año esperando a que el entrenador, Frank Rijkaard, le devuelva la titularidad que perdió en el Camp Nou el día que se partió una rodilla jugando contra el Madrid. Desde aquella noche, el hombre que hoy hará de Eto'o ante el Alavés ha jugado tan poco que ha decidido dejar el Barça a final de temporada y volver a su país. El sueco ha explicado su razón: se va porque no juega. "Quiere jugar y sabe que aquí tendrá minutos, pero no los que le gustaría", le disculpa Begiristain, que, como Rijkaard, considera a Larsson un delantero llamado a ser importante en este final de Liga. Básicamente, por experto. No en vano está a las puertas de su tercer Mundial.
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"Me recuerda a Hansi Krankl. Por extremadamente profesional y por lo muy necesitado que vive del gol. Si no marca, se le nota. Le cambia hasta el carácter", le define el fisioterapeuta Ángel Mur. De su exceso de profesionalidad saben de sobra los miembros del departamento de prensa azulgrana, a los que Larsson les ha dado la semana a base de rechazar entrevistas. Lejos de ser un capricho, tenía una poderosa razón: no domina el castellano. Y le fastidia no poder expresarse con corrección en una conferencia. Sólo ha atendido a Enrique Murillo, autor del libro El nou Barça, que prepara una edición en sueco sobre el mandato de Joan Laporta.
La relación de Larsson con sus compañeros está marcada por el respeto. Empezando por Ronaldinho. "Siempre le digo que, para mí, era un ídolo. Debe de creer que es broma, pero se lo digo en serio", asegura el brasileño; "en el Mundial del 94 estaba loco por él, por su melena rasta. Quería jugar como Romario y meter tantos goles como él y como Larsson, pero, además, jugar con su pelo, ser físicamente como Henrik. Para mí, es un crack, un delantero con un estilo definido que ha marcado una época". Para Eusebio Sacristán, del cuerpo técnico, sus movimientos son de nota muy alta: "Es listo por veterano e inteligente por nacimiento. Siempre elige bien. Es impresionante".
Visto con los ojos del portero, Víctor Valdés reconoce un problema: "Cuando remata de cabeza, es capaz de colocar la pelota de tal manera que parece que la ponga con el pie. La manda donde le da la gana". "Para un defensa es muy complicado marcarle porque, normalmente, recibe de espaldas, pero también tiene facilidad para darse la vuelta y encontrarte la espalda", se descubre Márquez. "¡Cualquiera diría que no corre! Dásela tres metros por delante y las coge todas", avisa Iniesta. Y Messi concluye: "Su juego de espalda es insuperable. Y como tipo, estupendo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de enero de 2006