La ballena extraviada desde el pasado viernes en el Támesis atravesó ayer Londres transportada en una barcaza por los equipos de rescate, pero, débil y estresada, expiró con una convulsión antes de poder ser devuelta al mar. La odisea del cetáceo mantuvo en vilo a los muchos londinenses que contemplaron la travesía desde puentes y orillas o la siguieron en directo por televisión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de enero de 2006