De la música moderna proviene el 90% del dinero que mueve la industria musical pero, a diferencia de la clásica, carece de formación reglada y el reconocimiento como profesión. Por ese motivoo, los centros donde estudian sus intérpretes y compositores reclaman al Ministerio de Educación y Ciencia que acredite su capacitación con un certificado que se obtendría después de la evaluación de un tribunal de expertos.
El pasado sábado, convocados por la Asociación Madrileña de Escuelas de Música Moderna (AMEMM), tuvieron en la Escuela Creativa de Madrid un primer encuentro representantes de este colectivo, la Sociedad General de Autores, el Instituto de Cualificaciones Profesionales (INCUAL) -dependiente del ministerio- y la Federación Española de Escuelas de Música, entre otros, para asentar las primeras bases. Junto a ellos se encontraban los franceses Bernard Descôtes y Stephan Le Sagère, directivos de la Federación Francesa de Escuelas de Influencia de Jazz y Músicas Actuales (FNEIJMA), dispuestos a contar sus propias experiencias, pues en Francia se expide el certificado desde 1998.
Reconocimiento social
"Queremos que los músicos de orquesta en verano coticen como tales, no que les tenga que pagar el empresario de otra forma. Que haya un reconocimiento social", solicitan. Lo más factible es crear un módulo de Formación Profesional que pudiese impartirse en estas escuelas una vez homologadas. Para ello, antes tendría que definirse como profesión la de interprete de música moderna con la aprobación del INCUAL -que emite un informe en el que se basa luego el ministerio para crear nuevos títulos de Formación Profesiona- con el que se van a reunir el próximo marzo.
Las escuelas de música convinieron también llegar a la convergencia entre sus federaciones autonómicas, así como proponer la puesta en marcha del grado medio de Música Moderna en los conservatorios. En España los conservatorios tan sólo ofrecen en su ciclo superior la especialidad de jazz, "pero es algo casi anecdótico, se enseña en muy pocos sitios", se lamenta la AMEMM.
Además, ante los problemas que implica negociar con el Estado que les ha dado la espalda durante 20 años, han acordado, junto con federaciones de Italia, Bélgica y Francia, promover la creación de un título europeo en música moderna de acuerdo a la declaración de Bolonia. Por el momento, no ven posible adoptar aquí el certificado francés, que no es sólo reconocido por la industria, sino que permite la entrada a la rama de educación musical de magisterio y a los últimos años del conservatorio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de enero de 2006