Reciben mis hijos la información de que les ha sido denegada la beca de excelencia a la que optaban por méritos propios. La idea de la Comunidad de Madrid era estupenda hasta que compruebas los criterios de adjudicación, sobre los que mantengo las siguientes dudas.
¿Cómo es posible que se estén dando estas becas en renovación a alumnos con notas muy inferiores a las de mis hijos por el único hecho de haberlas tenido un año sin mantener el listón?
¿Cómo es posible que se den tantas becas a alumnos de nuevo ingreso, procedentes de bachiller, que estadísticamente abandonarán la carrera en los primeros cursos, en vez de darlas a universitarios consolidados?
¿Por qué se dan tantas becas a extranjeros y a procedentes de otras autonomías, no tratando bien a los de casa en primer lugar, lo que parece de sentido común?
Realizar un esfuerzo continuo en el trabajo del estudio incluso en situaciones difíciles es duro, merece un reconocimiento y la seguridad de seguir en el mismo con relativa tranquilidad. A fin de cuentas el resultado de su futuro trabajo redundará en beneficio de todos nosotros. Pido en este caso mejor criterio a la Comunidad en el reparto de recursos y que esta buena idea potencie la excelencia y no el fiasco y la desilusión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de enero de 2006