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DEL ARTE BARROCO AL ISLAM DEL SIGLO XXI

Basilea exhibe las claves del islam urbano

La variedad es la marca del arte. De la grandeza de Rembrandt, de quien se celebra este año su cuarto centenario, y que es uno de los indiscutibles maestros de la pintura de todos los tiempos, a la multiplicidad de las expresiones actuales que adoptan quienes profesan el islam. Del Rijksmuseum de Amsterdam al Museo de las Culturas de Basilea, y también Madrid. Ahí es donde vuelve a imponerse la variedad, pero esta vez en los formatos: dibujos, medallas, diseño. La Fundación Mapfre muestra dibujos de los artistas franceses clásicos y modernos, el Museo del Prado exhibe una selección de medallas españolas y la revista Experimenta ofrece una visión del diseño neerlandés.

¿Cómo se vive la espiritualidad musulmana en Dakar, o la separación entre Iglesia y Estado en Estambul? ¿En qué consiste la vida musulmana en Marraquech, o de qué manera se preserva la tradición islámica en Paramaribo? ¿A qué contradicciones y conflictos se enfrentan los hombres y mujeres de fe musulmana en Zúrich, Basilea o Ginebra? Éstas son algunas de las preguntas a las que intenta responder la exposición Islam urbano: entre el Corán y el teléfono móvil.

Inaugurada ayer en el Museo de las Culturas de Basilea, en colaboración con el Museo de los Trópicos de Amsterdam, esta exposición intenta lanzar una mirada a las diferentes formas de entender y vivir el islam en diversos países del mundo: de Senegal a Turquía, pasando por Suiza, Surinam o Marruecos. Su objetivo central es "evitar que las personas y sus formas de vida queden reducidas a simples lugares comunes". La exposición intenta dar respuesta a uno de los temas más controvertidos y polémicos en la Europa de hoy: "¿Cuál es el lugar del islam en la vida pública?", en palabras del comisario de la muestra, el suizo Bernhard Gardi.

La exposición, abierta hasta el 2 de julio, analiza cómo es vivido hoy el islam por jóvenes que viven en diferentes continentes. El visitante acompaña así a estos hombres y mujeres en su contexto urbano contemporáneo por medio de instalaciones multimedia, collages, videoclips y documentos audiovisuales presentados en inglés, francés y alemán.

Según Gardi, "el objetivo es dar un rostro humano a estas historias para demostrar que las vidas de los individuos están por encima de las grandes ideologías". Gardi, experto en culturas africanas, concluye: "No hay un islam; no hay una conclusión única, sino respuestas individuales a una pregunta compleja", aunque destaca que "en Europa vamos a seguir hablando de este tema dentro de 25 años dado que, a largo plazo, será difícil asimilar o tolerar ciertas prácticas y hábitos asociados al islam".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de enero de 2006